He terminado de leer mi libro, pienso que se a hecho demasiado tarde, apagaré la luz para irme a dormir.
Esta noche es fría, no es normal que en esta época Otoñal la noche sea tan fría, exhalo vapor de mi boca al respirar, mi cuerpo tiembla y lo tengo frío, como un tempano de hielo. Cuando me acuesto, observo la ventana, veo escarcha en el cristal, parece Navidad, pero no, no es Navidad...hoy es esa maldita noche de Halloween.
Un Fantasma me visitó ayer, un terrible y agonizante espíritu lleno de rencor y sufrimiento. Pensaba que era una pesadilla, pero no lo fue, aquel visitante era tan real, como lo soy yo, jamas podré olvidar su hedor a carne quemada, jamas podré olvidar aquel cuerpo carbonizado, acercándose a mi.
Según el Ente, esta noche me visitaran los guardianes de Halloween. Ellos son tres; Terror, Agonía y Tranquilidad. No sé que quieren de mi, eso no me lo dijo, solo me dijo que me prepare, eso si, no será nada bueno, me harán ver y sentir, todo el daño que hice en mi vida. El primero llegará a las Doce de la Noche, el Segundo llegará, a las dos de la madrugada y el tercero, justo antes del alba, a las Seis de la mañana. Miro el reloj que tengo en la pared de mi habitación, veo que son casi las Doce, pero aun no presiento nada extraño, solo este horrible frío, que ni mis mantas de pluma, es capaz de quitarme. Vuelvo a mirar el reloj, veo que la hora se acerca, el tiempo se hace lento, odio cuando el tiempo pasa de forma tan lenta, se vuelve...desesperante.
Pasaron varios minutos desde la ultima vez, que miré el reloj. Cuando quise volver a mirar la hora, la ventana se abrió de golpe, entrando un terrible viento gélido recorriendo mi cuerpo. Jamas había sentido un frío tan mortal. Pero lo peor vino luego, por que justo a mis pies allí estaba, sentado en mi cama, podía ver desde esa negra túnica, un pálido, pero azulado rostro, mirándome fijamente con esos ojos muertos. Entonces me dijo.
―Soy Terror, espíritu del miedo, Charls, te mostraré el Horror que les hiciste sentir a otros― su voz mostraba oscuridad.
―Jamás le hice daño a nadie― le dije con cierto nerviosismo.
―Ahora te mostraré el pasado de otro, de alguien a quien conoces muy bien―.
De repente, dejé mi habitación, mi cama, ―¿Estoy volando?― me pregunté con asombro.
El espíritu me hizo recorrer toda la Ciudad volando, me sentía ágil, libre, capaz de todo, era maravilloso, hasta que…
―¿Donde estamos?― le pregunté con extrañeza.
―Estamos en la última noche de Vida de tu mejor amigo, Santiago― me dijo el espíritu.
No quería estar aquí, no quería verlo, sentí una gran pena por la muerte de mi amigo, pero sabía que tenía que ocurrir.
―No quiero ver esto― dije con lamento.
―No sólo lo verás ...También lo sentirás― me dijo el espíritu con un tono oscuro.
Entonces, dejé de volar, estaba dentro del cuerpo de mi amigo Santiago, reviviendo su última noche. Estoy corriendo, noto como me faltan las fuerzas, pero quiero seguir viviendo, debo seguir viviendo... Continuo corriendo sin parar, aunque me falte el aire, aunque me duelan las piernas y los brazos, pero no pararé, porque sé, que si lo hago, moriré.
Echo la vista atrás, puedo ver cómo una sombría figura me persigue, no soy capaz de esquivarla, no soy capaz de perderme en la noche, está lejos, pero aun así la siento cerca, muy cerca.
―¿Es este mi final?― me pregunto con miedo.
No, no puede ser mi final, si las fuerzas me fallan para correr, entonces lucharé y saldré victorioso, eso es lo que pienso. Maldición, estoy en el muelle, lejos de la Ciudad.
―¿Como he llegado tan lejos?― me pregunto extrañado.
Veo como el agua ondea, pero no puedo entretenerme, tengo que buscar donde esconderme.
Comienzo a mirar a mis alrededores, pero no veo ningún lugar seguro…
―Espera, puedo ver algo ¡Si!― Exclamé.
Veo un Coche aparcado, es el único lugar donde puedo esconderme, aprovecharé la oscuridad de la noche, si me escondo debajo, le será difícil encontrarme, entonces esperaré hasta que se despiste, y saldré corriendo, es la única manera que se me ocurre para despistarle.
Pero cuando llegué al coche y me agaché, sentí como aquella persona me agarraba del pie, di un grito atronador, pero nadie me escuchaba, no había nadie cerca para salvarme. Me giré, comencé a forcejear, pero no era capaz de liberarme. Intenté reconocer a mi ejecutor o ejecutora, pero no fui capaz, iba con un largo traje negro y una capucha de pico, con la cara tapada con un trozo de tela negra que le cubría todo el rostro.
―¿Quien eres?― Le pregunté.
Pero su única respuesta fue la puñalada que me dio en el cuello, intento gritar, pero siento que me ahogo con mi propia sangre. Quiero vivir, pero no, ya es tarde, siento como mi vida se apaga, siento mi alma abandonar mi cuerpo.
Ahora comienza arrastrarme ―¿Adonde me lleva?― me pregunto.
Me esta cogiendo en brazos, siento su perfume...reconozco su perfume.
―No puede ser― Pensé con asombro.
Me tira al mar, el agua está fría, veo como la sangre que sale de mi cuello tiñe el agua del mar, Nunca imaginé morir ahogado, a decir verdad, nunca pensé en como sería mi muerte, nadie lo hace.
Por fin abandoné su cuerpo, estoy volando de nuevo. Terror, el espíritu del miedo, está a mi lado, observando el cuerpo sin vida de mi amigo Santiago, flotando en el mar.
―¿Por que me enseñas esto?― Pregunté con furia
―Aquí fue donde te perdiste― me dijo Terror, con su oscura voz.
―Santiago se merecía lo que le ocurrió, ¡violó a mi hermana y luego la asesinó!― Exclamé con furia ―¡Fui yo el traicionado, no el! Volví a exclamar con furia y cierto, rencor.
Pero de nada sirvieron mis palabras, el espíritu del tiempo pasado, se había ido, dejándome solo, en mi habitación.
Son casi las dos de la madrugada, el próximo espíritu vendrá pronto. Tengo miedo, estoy atemorizado, sé que vendrá, no me coge por sorpresa, pero aun así no puedo dejar de sentir temor por el. Oigo un extraño ruido acercarse a mi habitación, es… como si fuesen unas cadenas, si, alguien camina arrastrando unas cadenas. La puerta se acaba de abrir, veo como una sombra en el pasillo se va acercando cada vez mas, quedo mirando atento, como un niño esperando a Santa Claus, pero no viene a traerme un regalo.
―¿O tal vez si?― me pregunto.
Sigo escuchando esos extraños ruidos de cadenas, pero ahora es mucho peor, porque los acompaña un lamento, un llanto lleno de dolor, un llanto... agonizante.
Un extraño rostro se acaba de asomar por la puerta, solo puedo verle media cara, la otra mitad está tapada por el marco de la puerta. Aun así, lo veo claramente; un rostro blanquecino con las cuencas de los ojos vacías. Aquel ente comienza acercarse a mi, no suelta palabra alguna, solo ese agonizante llano...no necesito saber quien es.
―Agonía es tu nombre―… ―¿Verdad? espíritu del sufrimiento―
El ente me mira con sus vacíos ojos, de repente y sin darme tiempo a reaccionar, me agarra la cara y comienza apretarme fuertemente.
Abro los ojos, me veo sentado en una silla, comienzo a mirar a mis alrededores pero no veo nada que me resulte familiar, no conozco el lugar, es como una pequeña y oscura habitación. Sigo mirando, de repente, veo que en la habitación hay un espejo, comienzo a reflejarme en el, pero no es a mi quien veo en el reflejo, es otra persona, parece que vuelvo a vivir el ultimo momento de alguien.
―¿Donde estoy?― me pregunto con extrañeza.
Comienzo a forcejear, no puedo escapar, estoy atado con unas bridas, cuanto mas me muevo, mas me rasga la piel, duele, me duele mucho, pero debo seguir forcejeando, tengo la que escapar de este lugar, si no lo hago, moriré.
―¡Que alguien me ayude! ―grito
― por favor― grito con lamento.
Un fuerte dolor me viene desde el riñón derecho, me miro para ver que es, veo una grave herida, como si me hubieran clavado algo, noto que pierdo sangre, pero no parece que vaya a morir ahora por esta sangre, la herida esta recién hecha.
―¿Por que me ocurre esto?― me pregunto.
Escucho un ruido provenir de la puerta que hay frente a mi, veo como la manilla voltea, ahora comienza abrirse, viene alguien, no reconozco a la persona, nunca le había visto.
―¿Quien eres?― Le pregunto con lamento ―¿Por que me haces esto― le pregunto con temor.
Pero no me responde, lo único que hace es silbar. Veo como se agacha, por fin podré verle la cara, ver el rostro de aquel que me tiene prisionero.
―¿Pero como es posible?― dije con asombro.
―No tiene rostro― dije con extrañeza.
Una cara vaciá me mira, parece ser, que está sonriendo.
―¿Quien eres?― le pregunto.
Pero no me responde, no consigo reconocer a esta persona, no consigo entender que hago aquí.
Veo como se voltea tras de mi, noto como su mano se acerca hacía la miá, ahora comienzo a sentir un dolor insoportable, me acaba de arrancar un dedo, empiezo a gritar, no puedo soportarlo mas. Es un dolor muy fuerte. Ahora noto como la fría hoja de un cuchillo atraviesa la carne del tobillo, tocando mi hueso, noto como me esta rasgando por dentro, es un dolor insoportable.
―¿Por que sigo vivo?― me pregunto.
―Matame ya por favor― digo con un terrible sufrimiento.
No puedo mas, no puedo seguir soportando este terrible dolor, este terrible sufrimiento, no puedo seguir con esta Agonía sin final.
De repente, regreso a mi habitación, miro a mis alrededores, pero no veo nada extraño. El tercer espíritu vendrá antes del Alba, me dijo aquel ente carbonizado.
Tranquilidad, Espíritu de la calma, me gusta como suena. Ya no siento frío, ya no siento temor, mi cuerpo esta calmado.
―¿Este es el poder de tranquilidad? ― pienso.
Una Extraña y anaranjada niebla entra por la puerta de mi habitación envolviendo mi cama, en otra circunstancia estaría atemorizado, pero no, no lo estoy, al contrario, la niebla tiene un aroma a dulce muy agradable, reconozco el olor, huele algodón de azúcar, me trae viejos y felices recuerdos.
Estaba con mi hermana pequeña en la feria, había muchísimas atracciones, era tan divertido. Nuestros padres iban con nosotros, papá ganó en el tiro al blanco, recuerdo que ganó dos veces de las quince veces que jugó, pero quería ganar a toda costa para regalarnos un peluche a cada uno de nosotros. Recuerdo que mi hermana y yo, estábamos desesperados, esperando a que papá terminara, queríamos montar en las atracciones. Para que nuestra espera se hiciera mas amena, nuestra madre nos trajo unos algodones de azúcar, uno para cada uno, estaban deliciosos...Espero esto no ocurrió.
Nunca fuimos a la feria con nuestros padres, ellos, nos abandonaron, nos dejaron huérfanos sin haber muerto.
―¿Por que me enseñas esto?― pregunto con incertidumbre.
―Todo esto es una mentira― digo con cierto tono de furia.
Siento como alguien me abraza, si, ha venido tranquilidad, el espíritu de la calma.
Estoy caminando por un hermoso prado lleno de Rosas lilas, son tan hermosas. Desde la lejanía, veo una figura acercarse, lleva una túnica de color azul, con unos bordes plateados. De repente y sin darme cuenta, la tengo justo frente a mi, la miro, pero no veo su rostro, lleva una capucha con forma de pico puesta en la cabeza.
―¿Quien eres?― le pregunto con extrañeza.
Entonces, aquel Ente me muestra su rostro.
―No puede ser― digo con asombro ―Katherin, hermana―.
Lloro de felicidad por volver a ver a mi hermana, nunca pensé que volvería a verla, desde aquel fatídico día.
―Soy tranquilidad, espíritu de la calma― me dice con su dulce voz.
Quiero abrazarla, lo intento, pero su cuerpo no es físico...noto como mis manos la atraviesan como si cortara el aire.
―No puedes tocarme, estoy muerta― me dijo con una pequeña sonrisa.
―Cierto, está muerta― pienso con lamento.
―¿Recuerdas cuando nuestros padres no llevaron a la feria?― me pregunta con una dulce sonrisa.
―No, ellos nunca nos llevaron a la feria―.
―Entonces lo olvidaste, entiendo― me dijo tranquilidad.
―No, nuestros padres nunca nos quisieron, nos abandonaron, no tengo ningún solo recuerdo feliz con ellos― le digo con lamento.
―¿Ah no?― me pregunta.
Veo como mi hermana alza sus brazos, entonces, me transporta a otro tiempo, a otra época, a una vida en la que yo, era feliz.
Estoy en la cocina, tengo ami madre, frente a mi, no quiero verla, odio verla sonreír.
―Tienes que hacerlo, mira su sonrisa― me dice la voz de mi hermana.
―Esa radiante sonrisa, es una sonrisa llena de maldad―.
―Este fue el día que nos llevaron a la feria― me dice la voz de mi hermana.
―El día que nos abandonaron― digo con lamento.
―Mamá se acerca a mi, me agarra de la mano y me lleva a buscarte―.
―Si, recuerdo que estaba en mi habitación, jugando con mis muñecas― me dijo la voz de mi
hermana. con una gentil sonrisa.
De repente, estoy en la feria, con mi hermana menor y mis padres.
Somos dos críos felices corriendo a las atracciones, recuerdo que recorrimos la feria entera, maravillando nos de tan mágico lugar.
Nos acercamos a uno de los puestos, había montones de peluches colgando, mi hermana y yo, queríamos uno de esos maravillosos peluches, pero solo se conseguían si alguno dábamos a la diana, con una escopeta. Nuestro padre sabía que, queríamos uno de esos peluches, entonces, con una sonrisa comenzó a disparar a la diana, recuerdo que no era capaz de darle, no tenía esperanzas de conseguir el peluche. Pero no me importaba, era tan divertido verlo fallar tantas veces, me reía mucho, solo era un niño.
Por fin, de muchos intentos, consiguió los peluches, fue el ultimo y el mejor rato, que pasamos los cuatro juntos.
Vuelvo a estar en el prado de rosas lilas, estoy frente a mi hermana, ella me mira con una relajada expresión.
―Este día nuestros padres se fueron, dejándonos solos en la feria― me dijo con su dulce voz.
―Jamás les perdonaré lo que hicieron, espero que lo hayan pagado― dije con furia.
Mi hermana me miró a los ojos, entonces volvió alzar los brazos.
Vuelvo a estar en otro lugar, es una casa, puedo percibir una gran tristeza dentro de ella. Empiezo a caminar, veo a muchas personas llorando.
―¿Por que lloran?― me pregunto con extrañeza.
Veo una larga mesa, en la mesa veo un ataúd abierto, me acerco y allí estaba ella, mi madre, muerta dentro del ataúd. No recuerdo haber estado en el entierro de mi madre, cuando me enteré de su muerte, sentí alegría, felicidad, me hubiera gustado verla, hay dentro, pero no quise venir, preferí que se fuera sin sentirme cerca de ella.
―Nuestra madre tenía cáncer, estaba muy avanzado, por eso nos abandonaron, ella no quería que viéramos como moría, por dentro y por fuera― me dijo mi hermana, con cierto lamento.
―No quería que sufriéramos por su desdicha, por su maldición― me dijo con un serio tono.
―Eso es mentira, nos abandonaron porque no, nos querían― dije con furia.
Ahora estoy en otro lugar, donde la muerte está presente todos los días, Es un Hospital.
―¿por que me traes aquí?― pregunto con extrañeza.
―Los últimos años de vida de nuestros padres, lo pasaban aquí en su mayoría― me dijo mi hermana.
―Si hubiésemos estado con ellos nos sabríamos sentido igual de abandonados, pero llenos de tristeza, por saber que la vida de nuestra madre se apagaba día tras día―. Dijo mi hermana, con lamento.
―Nuestra madre deseaba que estuviésemos a su lado, pero el único que siempre estuvo con ella, fue nuestro padre―. Me dijo con lamento.
―Yo...no sabía esto, sabía que nuestra madre murió de cáncer, pero no que lo acarreó durante casi toda su vida― dije con lamento.
―Ellos nunca nos abandonaron, iban todos los días a vernos; al colegio, al instituto, incluso en nuestra adultez estuvieron presentes, vigilando que estuviésemos bien― dijo con una sonrisa.
Vuelvo a cambiar de lugar, parece una casa pequeña, con una sola habitación, está todo oscuro, deprimente, siento mucho dolor aquí dentro.
―¿Donde estoy?― pregunto con incertidumbre
―Es la actual casa de nuestros padres, cuando mamá murió, padre sintió una gran tristeza y desolación, se había quedado solo, no tenía ni a sus hijos para consolarlo―. Dijo mi hermana con lamento.
―Podrían habernos tenido si no hubiesen sido egoístas― dije con cierta furia.
―Fueron egoístas, cierto, pero pensaron que era lo mejor para nosotros y se equivocaron―. Dijo mi hermana con lamento.
Vuelvo a estar en el prado de Rosas lilas, estoy junto a mi hermana, pero ya no siento la paz que antes sentía.
―¿Sientes paz al saber que nuestros padres pagaron por su error?― preguntó mi hermana con su dulce voz.
―No― le respondo con lamento.
―¿Entonces como te sientes? ―preguntó mi hermana.
―Me siento lleno, pero de tristeza, no conocía los últimos momentos de nuestros padres, nunca supe que nos tuvieron tan presentes en sus últimos días― dije con un llanto.
―Es cierto que nuestros padres nos abandonaron, nos llenaron de dolor y tristeza, tuvimos el cariño de nuestros tíos, pero no era suficiente, tu aun necesitabas algo mas, sentirte bien, eliminar ese rencor que te oscureció ― dijo mi hermana con su dulce voz.
―Primero, acabaste con la vida de tu mejor amigo, lo hiciste por venganza, pero desde hacía tiempo no te sentías tan bien, contigo mismo y buscaste ese sentimiento, en otras personas, pero ya no era lo mismo, asesinaste a muchos, pero con ninguno conseguiste la paz, que conseguiste al matar a Santiago ―. Dijo mi hermana con cierta seriedad.
―Santiago se merecía morir por lo que te hizo― dije con furia.
―Y esa fue tu paz, el haber cumplido con tu venganza, tenías que haberlo dejado hay, pero no, querías mas, y ahora tendrás que pagar por tu error, como pagaron nuestros padres― dijo mi hermana con seriedad.
―¿Que quieres decir?― pregunté con incertidumbre.
―Ahora mismo te encuentras en tu lecho de muerte, tus días llegaron a su fin, la hermana de Santiago, acabó contigo anoche, clavándote un puñal en el corazón mientras dormías, tu alma pagará el precio de tantas vidas inocentes― dijo con lamento.
―¿he muerto?― pregunté con incertidumbre.
―Si hermano, estas muerto, pero no te preocupes, te reencarnaras, pero todas las vidas que vivirás estarán llenas de dolor― después de esas palabras, mi hermana se desvaneció, dejándome en un espacio vacío, oscuro.
Cometí muchos errores, acabé con vidas inocentes, al principio me sentí bien, muy bien, había vengado el sufrimiento y la muerte de mi hermana, pero necesitaba mas. No sabía que aquello me llevaría a una espiral llena de sangre, no era consciente del dolor que le causaba a muchas personas. Ahora estoy pagando por ello, pero...¿sabéis qué? Por primera vez, en mucho tiempo, me siento bien.
Fin.
Oscar M. Anton
La presente nota informa que sobre la obra y/o prestación titulada "Cuento de Halloween", registrada el 31-oct-2020 12:54 UTC con código
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