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miércoles, 29 de abril de 2020

TIENDA DE JUGUETES



Un padre fue a una tienda de juguetes para comprarle un regalo a su hijo, era el cumple años de su hijo, quería comprarle algo especial. Entró en la tienda y se dirigió al mostrador donde estaba el dependiente de la tienda, el dependiente le dio las buenas tardes, entonces el padre dijo: - Muy buenas tardes...Hoy es el cumpleaños de mi pequeño, cumple diez años, hay un robot mayordomo llamado Emilio, que mi hijo anda deseando desde hace algunas semanas...me gustaría saber si lo tiene, y de ser así, llevármelo El dependiente le indicó donde se encontraba el Robot que estaba buscando, el padre del cumpleañero, se dirigió al pasillo, donde se encontraba ese Robot, por el camino comenzó a escuchar unos ruidos, como si alguien estuviese rascando las cajas de los juguetes...no le pareció nada extraño, ya que era una Tienda, podría haber alguien más adentro aparte de el, que quisiera comprar, Entonces siguió caminando, hasta que encontró el Robot que quería para su hijo...



Alzó sus brazos y cogió la caja del Robot, comenzó a inspeccionar la caja del Robot, por delante y por atrás, Cuando terminó de inspeccionarla, se dirigió al mostrador, caminando observaba el resto de juguetes que había en las estanterías de la tienda, desde una media distancia vio que el dependiente no estaba en su puesto, pensó que había ido al almacén o al lavabo, pero todo estaba fuera de la realidad, cuando por fin llegó al mostrador su cara cambió repentinamente, lo que vio estaba todo lejos de lo que jamás hubiese pensado que vería en su vida, sus ojos contemplaba el cuerpo del dependiente, tirado en el suelo con su cabeza...separada de su cuerpo. El hombre quedó inmóvil, quieto...petrificado, pero algo le hizo reaccionar, unos pequeños pasos que provenían de sus espaldas, entonces lentamente comenzaron a girar, entonces vio como un grupo de Títeres le observaban, estaban de pies, justo delante de él, sin que nadie los manejara, era algo imposible...pero hay estaban...mirándole fijamente. De repente, los Títeres se abalanzaron hacia el, El Hombre corrió hasta la puerta, pero uno de los títeres le lanzó uno de sus hilos, atrapando con el su Tobillo y haciéndole un buen corte, no lo suficiente para amputárselo, pero si para evitar que corriera y escapara. Los Títeres comenzaron acercarse, sus rostros sonrientes parecían naturales, no pintados a mano, sus ojos tenían un brillo natural, tampoco estaba pintados, no pero tampoco tenía tiempo de quedarse observando aquellos Títeres, tirado en el suelo y viendo como los Títeres se le acercaban más, alzó su brazo hasta la manilla de la puerta, consiguiendo así abrirla, entonces el hombre consiguió escapar, de aquella tienda.

comenzó a correr como podía, el corte del tobillo aun le dolía, pero no podía parar, tenía que dejar aquella tienda atrás, o era eso, o acababa como el dependiente, y él eso no lo quería, no podía morir en manos de unos muñecos de madera y trapo. Con el miedo y las prisas de huir de aquel lugar, se olvidó que tenía en brazos el Robot Emilio, lo comenzó a observar, pero el Robot no mostraba movimiento...Por fin había dejado la tienda atrás, los Títeres no le estaban siguiendo, estaba a salvo, podía regresar a su casa sano y salvo, pero en aquel mismo lugar, vio como un grupo de chicos se estaban metiendo con un crio mucho más pequeño que ellos, lo estaban amenazando, intimidando, el crío tenía miedo, quería que le dejaran en paz, pero no lo hacían, el hombre los vio y se acercó a ellos pidiendo que lo dejaran tranquilo, los chicos le dijeron que no se metiera, ellos podían hacer lo que quisieran, comenzaron a insultar al hombre, llamándolo de todo, desde cabrón, hasta puto viejo cojo.

El hombre comenzó a fijarse en aquellos chicos, mientras observaba el Robot Emilio, dibujo en su cara una sonrisa, la misma que la del Robot Emilio y les ofreció el Robot a los chicos, a cambio de que no se volviesen a meter más con él, los chicos aceptaron el trato, era un Robot muy querido por muchos niños...y no tan niños. Cogieron el Robot, y se marcharon corriendo mientras lanzaban risas e insultos.

El hombre miró al niño y le dijo: - No te preocupes, no volverán a meterse contigo -. y se marchó con su herido pie, dejando aquel sitio.

A la mañana siguiente unos jóvenes haciendo deporte en la calle, encontraron unos jóvenes chicos, flotando en el río.





Que pases muy Buenas Noches.

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