Había pasado unas dos semanas desde que el cuerpo de Thomas, fue encontrado flotando en el lago Serpentine. Emma pasó esas dos semanas llena de dolor y sufrimiento, esperando que un día, su amado regresara a su casa como cada día, después de trabajar. Pero tenía que aceptar su muerte, tenía que aceptar que jamás volvería abrazarlo, o por lo menos físicamente. Durante esas dos semanas Thomas la visitaba cada noche, eran las únicas horas del día en las que Emma sentía algo de paz y felicidad, eran las únicas horas en las que Emma agradecía el don con el que había nacido. Para Emma su rutina había cambiado totalmente, dormía de por el día y se mantenía despierta por la noche esperando ver a su marido, Thomas no aparecía todas las noches y eso llenaba a Emma de dolor, pero confiaba en que volvería aparecer y así era.
En cambio la señorita Rosalin estaba preocupada por la señora de la casa, Emma era una mortal al fin y al cabo, no podía tener ese nivel de vida, es muy malo para su salud, tanto física como mental, pero lo que mas le preocupaba era que le ocurriese algo al bebé que Emma traía consigo. La señorita Rosalin cada mañana la intentaba despertar, pero era imposible y no es que Emma no escuchase la ama de llaves llamar a su puerta, la escuchaba bastante, incluso había veces en las que Emma le ordenaba que la dejase en paz, pero la señorita Rosalin cumplía con su trabajo, al fin y al cabo, dejarle la bandeja tanto del desayuno, como el almuerzo, Emma solo bajaba para cenar.
Cada día que pasaba Emma desconfiaba cada vez mas de los criados que tenía en su casa, a la señorita Rosalin la obligaba a probar la comida que ella le servía, para así evitar ser envenenada. Pero la señorita Rosalin obedecía sin chistar, sabía que sus platos no estaban envenenados, ella jamás cometería algo tan atroz, pensaba. Una tarde la señorita Rosalin salió de la casa, lo hacía cada tarde, pero al ser en sus horas libres Emma no prestaba atención, sabía que tenía una casa que atender, pero ese día decidió seguirla ¿Quién sabe? Podría descubrir algo que certifique sus sospechas, pensó Emma. Cuando Rosalin salió de la casa, Emma espero varios segundos para salir y seguirla, para averiguar donde iba, que ocultaba, el camino que Rosalin seguía era extraño, no se dirigió a la salida de la parcela de la mansión, sino un cementerio que había detrás de la casa, un lugar en el que descansaban todos y cada uno de los dueños que la mansión tuvo antes que los Clover, había generaciones enteras enterradas bajo esa tierra. Rosalin paró frente a dos tumbas y comenzó a llorar en ella, era una zona del cementerio en la que había difuntos sin lapidas que les recordase, no tenían nada, ni una simple cruz, solo unas pequeñas montañas en la tierra que indicaban que estaban ahí.
─ Esperadme un poco más, ya queda menos para poder unirme a vosotros…por favor tened paciencia ─ dijo Rosalin con lamento.
Emma mientras se acercaba a ella, la escuchó llorar, en ese momento se dio cuenta que Rosalin también era humana, que también estaba sufriendo por haber perdido a los que amaba, que llevaba años sufriendo, el mismo dolor que esta sufriendo ella, desde la muerte de Thomas.
─ ¿Son tu familia? ─ preguntó Emma con cierto lamento y sin titubeo.
─Si señora, mi hijo y mi primer amor, ambos se los llevó…la misma vida ─ dijo Rosalin mientras lloraba.
─ Lo siento mucho, no sabía que…. ─ Rosalin le cortó la palabra.─ No sé preocupe señora, todos tenemos alguien a quien llorar…ni usted ni yo, somos las únicas ─.
Él día había terminado con normalidad, esa noche Emma estaba en su habitación acurrucada en las rodillas de su marido, era algo bastante extraño ya que normalmente los fantasmas, no puedes tocarlos, o eso dicen. Pero también es cierto que un fantasma es alguien ya fallecido, que camina entre nosotros.
─ Te extraño tanto ─ dijo Emma a su difunto marido.
─ Lo sé querida…Yo también te extraño ─.
─ ¿Cuándo me vas a decir quién te mató? ─ dijo Emma con extrañeza.
─ No lo recuerdo amor, no recuerdo nada de ese día ─.
En ese mismo instante se escuchó un fuerte golpe que venía de abajo, Emma se alarmó extrañada, luego pensó que sería alguno de los criados, ya que casi todas las noches las pasaban allí, menos en sus días libres, entonces no sería nada extraño que fuese alguno de ellos. Pero luego escuchó un fuerte grito provenir del mismo sitio donde escuchó aquel golpe. Eso la preocupó, pensó que alguno de los criados se hubiera accidentando y necesitase ayuda. Se dirigió hacía la puerta para ir a socorrerle, pero justo antes de salir su difunto marido le dijo alzando su mano.
─ No vayas ─.
─ No te preocupes volveré pronto ─ en ese momento Emma salió de la habitación y se dirigió deprisa, hacia abajo.
Cuando llegó al piso de abajo no se encontró con nada, no había nada tirado ni nadie accidentado, pero todavía podía escuchar aquellos gritos. Entonces se percató de que los gritos, provenían del sótano de la casa. Alarmada Emma se dirigió rápidamente hacia el sótano, comenzó a bajar las oscuras escaleras, ni siquiera quiso coger una lamparita o una linterna de aceite, solo quería llegar lo antes posible para ayudar al criado que estuviera en problemas. Pero cuando llegó la sorpresa que se encontró…jamás la olvidaría. De repente se vio encima de un charco de sangre, pero sus descalzos pies no lo sentían porqué Emma estaba con la mente en blanco, en estado de shock, viendo como Melisa y Claudio, devoraban el cuerpo de un desconocido hombre.
Continuara....
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