La mañana llegó y Emma como cada día bajó a la cocina, entonces vio que la señorita Rosalin había preparado el desayuno y lo estaba sirviendo.
─ Muy buenos días Señora, su desayuno esta apunto ─.
Emma arrastró un poco la silla y se sentó en ella, comenzó a inspeccionar lo que la señorita Rosalin le había preparado, tenia un par de tostadas, un plato con tortitas y un vaso de zumo de piña. Los dos jóvenes de la casa, le sirvieron el café en su taza, a Emma le gustaba el café negro y con una textura algo espesa, a ella no le gustaba el agua negra, sino sentir el café en su boca al beberlo.
─ Anoche…tuve un extraño sueño sobre usted ─ dijo Emma con extrañeza.
─ ¿Sobre mí? ─ Preguntó la señorita Rosalin con incertidumbre.
Emma comenzó a explicarle el sueño que tuvo y lo extraño que todo le pareció.
─ Usted perdió a su marido ¿por eso no está casada? ─ Preguntó Emma.
─ No señora, nunca me casé como ya le expliqué y nuca lo haré, no creo en la iglesia ni en la religión ─.
─ Es extraño ver a una persona atea, en esta época ─ dijo Emma.
─ No soy atea, tengo mis creencias, pero no creo en Dios, solo eso ─.
Emma Terminó de desayunar y se fue de la cocina dirigiéndose a su habitación, la señorita Rosalin empezó a recoger la mesa y lavar la vajilla.
─ Sospecha algo ─ le dijo Melisa.
─ Va descubrir quienes somos ─ Dijo Claudio.
─ No os preocupéis, que lo solucionaré, pero ya os dije que lo que hicisteis ayer, fue muy arriesgado ─ dijo la señorita Rosalin con un frío tono.
Emma pasó la tarde leyendo un libro en su habitación, entonces escuchó por su ventana el cómo su marido llegaba a su casa acompañado de un aguacil. Eso le pareció extraño, ¿por qué un aguacil vendría con su marido? Emma bajó rápidamente las escaleras para atender a su marido y al, aguacil, pero cuando abrió la puerta su marido, no estaba. Aquello le pareció muy extraño, comenzó a sentir tristeza de la nada, era como si supiera lo que el aguacil le iba a decir.
─ ¿Es usted la señora Clover? ─ preguntó el aguacil.
─ Si ─ respondió Emma.
─ Señora…no sé como decirle esto, pero, encontramos a su marido muerto, flotando en el lago Serpentine, esta mañana ─.
─ Es imposible, mi marido pasó la noche conmigo ─.
─ Es imposible señora, su marido lleva casi un día muerto, parece ser que fue asesinado por algún tipo de bestia ─.
Emma cayó de rodillas al suelo, no podía soportar la tristeza que estaba sintiendo en ese momento, no dudaba de las palabras del alguacil, de alguna manera sabían que eran ciertas…
─ Lo siento mucho señora…de verdad que lo siento ─.
Emma ni siquiera miró al alguacil marchar, en ese momento era como si estuviese en la nada, no escuchaba, no sentía, no vivía…se había quedado sola, ya no sabría como vivir sin su marido, comenzó abrazar su barriga y acariciarla, entonces dirigió su vista hacia ella y dijo.
─ ¿Ahora que haremos los dos solos? Solo nos tenemos el uno al otro para arroparnos ─.
Continuara...
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