Capitulo 3: Castillo del Horror
El Castillo del horror visto por fuera era tan grande, como aterrador. Pero era la mejor solución para ocultarse de los Elfos gemelos, y también tendrían alguna posibilidad de un ataque sorpresa.
Entraron al recibidor del Castillo, nadie había vigilando, pero eso era mucho mas tranquilo, no podrían soportar otro perturbado mas. Entonces, escucharon la voz de una chica tararear, y por una puerta, apareció una joven bailando, iba vestida con un hermoso vestido amarillo, la mujer daba vueltas con los brazos entre cruzados señalando sus pecho, para soportar el equilibrio.
El pequeño grupo de amigos pensaron que sería otra loca mas, pero ella era distinta, no había ido a por ellos, los jóvenes se quedaron mirándola , todo parecía normal, hasta que se percataron de algo bastante extraño. El vestido estaba cubierto de sangre, también le faltaban todos los dedos de las manos. La joven terminó su baile, de repente se puso frente a los tres amigos, los miró fijamente, pasados unos segundos, la joven lanzo un sobrecogedor grito, y comenzó a levitar dirigiéndose a ellos velozmente mientras gritaba, antes de llegar a los chicos la joven, se desvaneció.
Sebastian, samanta y Vanesa quedaron aterrados, podrían enfrentarse a un humano, alguien con huesos, carne y nervio, alguien que sienta dolor, pero jamas podrían hacer nada contra un fantasma, un ser que ya dejó su cuerpo y vaga por nuestro mundo, sin rumbo, con preguntas y sin respuestas. Pero aquel fantasma ya se fue, los fantasmas no suelen salir varias veces, en el mismo lugar, bueno, si salen, ellos nunca se van, el problema mayor, es que, nunca se dejan ver, dos veces seguidas.
De repente, después de aquella espeluznante visión, el grupo de amigos escucharon grandes golpes en la puerta del castillo, golpeaban salvejemente, entre los golpes se escuchaban macabras risas y una voz que decía: - No saldréis de ahí con vida -. El grupo de amigos al escuchar aquello comenzaron a correr, buscando donde esconderse, sin darse cuenta, los tres se, separaron, yendo cada uno a un lugar diferente.
Samanta estaba en una habitación, esa habitación parecía ser de los reyes de aquel Castillo, ella no recordaba como había llegado allí, hasta hace unos segundos, estaba con sus amigos ¿como es posible que esté sola, en esa habitación? Intentó salir, pero la puerta estaba cerrada, no podía abrirla, entonces comenzó aporrear la puerta pidiendo ayuda a sus amigos, pero no recibía respuesta.
Sebastian se encontraba en otra sección del Castillo, la mas espeluznante, un lugar lleno de todo el horror que en un Castillo se vive, la sala de torturas. la sangre de las maquinarias estaba fresca, como si las hubieran acabado de utilizar. el joven encontró un cesto, el mismo que usamos para meter la ropa sucia, pero en este no había ropa, el cesto contenía en su interior un cuerpo humano, completamente mutilado. Sebastian se horrorizó al ver aquel cesto, comenzó a echarse atrás hasta que chocó contra un cuerpo humano colgando, Sebastina se giró para ver contra que había chocado, la imagen que se encontró fue espeluznante, una escena atroz, el cuerpo que colgaba, no tenía piel, se la habían arrancado, pero lo mas espeluznante era que...Aun seguía vivo. Aquel hombre entre gimoteos, comenzó a pedirle ayuda, Sebastian, lo único que hizo fue alejarse de el, diciéndole: - Déjame en paz -. El hombre que colgaba, miró hacia una dirección, sus ojos apuntaban un machete, Sebastian rápidamente descubrió a que se refería, el hombre le estaba pidiendo que por favor, acabara con el, El joven cerró los ojos, comenzó a desear que nada de lo que estaban viviendo fuera real, pero por desgracia, era muy real.
Sebastian agarró el machete, se acercó al hombre despellejado y le rebanó el cuello, el hombre que colgaba, antes de morir, le dedicó una placida sonrisa de agradecimiento. Sebastian comenzó a llorar, a gritar, a maldecir el día que estaban viviendo, a cuestionarse si estaba cuerdo, o de lo contrario se había vuelto loco, entonces, el joven notó como una mano posaba en su hombro y le dijo: -Todo esta bien -.
Cuando se giró se llevó una enorme sorpresa, su amigo Christian, el que había muerto decapitado en la Montaña Rusa, estaba junto a el, consolándolo, con su cabeza puesta en su cuello.
Vanesa caminaba por un pasillo iluminado por unas antorchas, el pasillo estaba repleto de armaduras, sujetando grandes espadas y escudos, mientras caminaba se encontró con un niño, un niño que aparentaba unos Doce años. Vanesa se acercó a ese niño y le dijo: - Oye pequeño ¿que haces aquí solo? -
El pequeño le respondió: - Busco a mis padres -.
Vanesa le dijo: - Vaya, estas perdido te ayudaré a buscarlos -.
El pequeño le dijo: - Gracias -.
Vanesa agarró al niño de la mano, y le preguntó: - ¿hace mucho que te separaste de tus padres? -
El pequeño le dijo: - No lo se -.
Vanesa le dijo: - ¿cómo que no lo sabes?
El pequeño le dijo: - Íbamos a casa de la Abuela, era su cumpleaños, de repente, no se por que, pero cuando abrí los ojos, ya estaba en este lugar, solo -.
Vanesa le dijo: - Es muy extraño, nadie entra en un parque de atracciones, si no quiere entrar -. soltó una pequeña carcajada sin darse cuenta de que, el niño había desaparecido.
Extrañada y asustada de lo ocurrido, comenzó a correr buscando al niño, no era posible que haya desaparecido, así sin mas, lo tenía agarrado de la mano, ella no notó que se fuera y menos notó a nadie, jalar de el, estaba preocupada, entonces recordó a la joven que bailaba cuando entraron ¿Sería otro fantasma? se preguntó con cierta incertidumbre. Mientras buscaba por aquel pasillo, chocó contra algo, en este caso, alguien, ambos cuerpos cayeron al suelo, cuando abrió los ojos, vio la persona con la que había chocado, se trataba de Samanta.
Ambas amigas se alegraron de encontrarse la una con la otra, ahora tenían que buscar a Sebastian, no sabían donde estaba, tampoco sabían si estaba bien. Mientras buscaban Vanesa le comentó a su amiga lo que había vivido, la pequeña historia del pequeño con el que se encontró. Samanta le preguntó: ¿Entonces hay mas gente aquí? -
Vanesa le dijo: - Según el pequeño vino con sus padres -.
Samanta dijo: - Genial, si nos encontramos con ellos, nos podríamos ayudar -.
Pero Vanesa sentía cierta desconfianza, nada de lo que estaban viviendo les parecía normal y la desaparición repentina del pequeño, fue muy sospechosa. Entonces dijo: - Vamos a preocuparnos de que los tres salgamos de este maldito parque con vida -.
Samanta le dio la razón, lo prioritario era buscar a Sebastian y salir de este escabroso lugar.
caminando por aquel pasillo, llegaron a una escalera, comenzaron a subir por ella, sin saber a donde adonde las llevaría, Vanesa dijo: - Ojalá nos llevara a un lugar mas tranquilo -. Llegaron hasta el piso de arriba, solo había una puerta ¿debían cruzarla? pensaron que si, siempre iba a ser mejor que el ese pasillo. Entonces la abrieron y entraron en ella, el lugar en el que se encontraban ahora, era un cementerio, Vanesa dijo: - vamos de mal en peor -.
Samanta dijo: - Después de todo lo que estamos viviendo, es un lugar ideal -.
Las chicas comenzaron a caminar por aquel lugar, a pasear por las lapidas que cubrían el cementerio, había cientos de ellas.
Vanesa le preguntó a Samantha: - Dime ¿Donde estuviste? -
Samanta le dijo: - Estuve en una enorme habitación, había una hermosa cama, con cortinas a su alrededor, habría sido un lugar tranquilo, si no fuese por que, las cortinas de la cama estaban cubiertas de sangre -.
Vanesa le dijo: - ¿Como escapaste de allí ? -
Samanta le dijo: - Sigo allí -. Después de aquellas palabras, se desvaneció.
Vanesa, aterrada, angustiosa, supo enseguida que esas fueron las ultimas palabras, de su amiga.
Continuara....
El Castillo del horror visto por fuera era tan grande, como aterrador. Pero era la mejor solución para ocultarse de los Elfos gemelos, y también tendrían alguna posibilidad de un ataque sorpresa.
Entraron al recibidor del Castillo, nadie había vigilando, pero eso era mucho mas tranquilo, no podrían soportar otro perturbado mas. Entonces, escucharon la voz de una chica tararear, y por una puerta, apareció una joven bailando, iba vestida con un hermoso vestido amarillo, la mujer daba vueltas con los brazos entre cruzados señalando sus pecho, para soportar el equilibrio.
El pequeño grupo de amigos pensaron que sería otra loca mas, pero ella era distinta, no había ido a por ellos, los jóvenes se quedaron mirándola , todo parecía normal, hasta que se percataron de algo bastante extraño. El vestido estaba cubierto de sangre, también le faltaban todos los dedos de las manos. La joven terminó su baile, de repente se puso frente a los tres amigos, los miró fijamente, pasados unos segundos, la joven lanzo un sobrecogedor grito, y comenzó a levitar dirigiéndose a ellos velozmente mientras gritaba, antes de llegar a los chicos la joven, se desvaneció.
Sebastian, samanta y Vanesa quedaron aterrados, podrían enfrentarse a un humano, alguien con huesos, carne y nervio, alguien que sienta dolor, pero jamas podrían hacer nada contra un fantasma, un ser que ya dejó su cuerpo y vaga por nuestro mundo, sin rumbo, con preguntas y sin respuestas. Pero aquel fantasma ya se fue, los fantasmas no suelen salir varias veces, en el mismo lugar, bueno, si salen, ellos nunca se van, el problema mayor, es que, nunca se dejan ver, dos veces seguidas.
De repente, después de aquella espeluznante visión, el grupo de amigos escucharon grandes golpes en la puerta del castillo, golpeaban salvejemente, entre los golpes se escuchaban macabras risas y una voz que decía: - No saldréis de ahí con vida -. El grupo de amigos al escuchar aquello comenzaron a correr, buscando donde esconderse, sin darse cuenta, los tres se, separaron, yendo cada uno a un lugar diferente.
Samanta estaba en una habitación, esa habitación parecía ser de los reyes de aquel Castillo, ella no recordaba como había llegado allí, hasta hace unos segundos, estaba con sus amigos ¿como es posible que esté sola, en esa habitación? Intentó salir, pero la puerta estaba cerrada, no podía abrirla, entonces comenzó aporrear la puerta pidiendo ayuda a sus amigos, pero no recibía respuesta.
Sebastian se encontraba en otra sección del Castillo, la mas espeluznante, un lugar lleno de todo el horror que en un Castillo se vive, la sala de torturas. la sangre de las maquinarias estaba fresca, como si las hubieran acabado de utilizar. el joven encontró un cesto, el mismo que usamos para meter la ropa sucia, pero en este no había ropa, el cesto contenía en su interior un cuerpo humano, completamente mutilado. Sebastian se horrorizó al ver aquel cesto, comenzó a echarse atrás hasta que chocó contra un cuerpo humano colgando, Sebastina se giró para ver contra que había chocado, la imagen que se encontró fue espeluznante, una escena atroz, el cuerpo que colgaba, no tenía piel, se la habían arrancado, pero lo mas espeluznante era que...Aun seguía vivo. Aquel hombre entre gimoteos, comenzó a pedirle ayuda, Sebastian, lo único que hizo fue alejarse de el, diciéndole: - Déjame en paz -. El hombre que colgaba, miró hacia una dirección, sus ojos apuntaban un machete, Sebastian rápidamente descubrió a que se refería, el hombre le estaba pidiendo que por favor, acabara con el, El joven cerró los ojos, comenzó a desear que nada de lo que estaban viviendo fuera real, pero por desgracia, era muy real.
Sebastian agarró el machete, se acercó al hombre despellejado y le rebanó el cuello, el hombre que colgaba, antes de morir, le dedicó una placida sonrisa de agradecimiento. Sebastian comenzó a llorar, a gritar, a maldecir el día que estaban viviendo, a cuestionarse si estaba cuerdo, o de lo contrario se había vuelto loco, entonces, el joven notó como una mano posaba en su hombro y le dijo: -Todo esta bien -.
Cuando se giró se llevó una enorme sorpresa, su amigo Christian, el que había muerto decapitado en la Montaña Rusa, estaba junto a el, consolándolo, con su cabeza puesta en su cuello.
Vanesa caminaba por un pasillo iluminado por unas antorchas, el pasillo estaba repleto de armaduras, sujetando grandes espadas y escudos, mientras caminaba se encontró con un niño, un niño que aparentaba unos Doce años. Vanesa se acercó a ese niño y le dijo: - Oye pequeño ¿que haces aquí solo? -
El pequeño le respondió: - Busco a mis padres -.
Vanesa le dijo: - Vaya, estas perdido te ayudaré a buscarlos -.
El pequeño le dijo: - Gracias -.
Vanesa agarró al niño de la mano, y le preguntó: - ¿hace mucho que te separaste de tus padres? -
El pequeño le dijo: - No lo se -.
Vanesa le dijo: - ¿cómo que no lo sabes?
El pequeño le dijo: - Íbamos a casa de la Abuela, era su cumpleaños, de repente, no se por que, pero cuando abrí los ojos, ya estaba en este lugar, solo -.
Vanesa le dijo: - Es muy extraño, nadie entra en un parque de atracciones, si no quiere entrar -. soltó una pequeña carcajada sin darse cuenta de que, el niño había desaparecido.
Extrañada y asustada de lo ocurrido, comenzó a correr buscando al niño, no era posible que haya desaparecido, así sin mas, lo tenía agarrado de la mano, ella no notó que se fuera y menos notó a nadie, jalar de el, estaba preocupada, entonces recordó a la joven que bailaba cuando entraron ¿Sería otro fantasma? se preguntó con cierta incertidumbre. Mientras buscaba por aquel pasillo, chocó contra algo, en este caso, alguien, ambos cuerpos cayeron al suelo, cuando abrió los ojos, vio la persona con la que había chocado, se trataba de Samanta.
Ambas amigas se alegraron de encontrarse la una con la otra, ahora tenían que buscar a Sebastian, no sabían donde estaba, tampoco sabían si estaba bien. Mientras buscaban Vanesa le comentó a su amiga lo que había vivido, la pequeña historia del pequeño con el que se encontró. Samanta le preguntó: ¿Entonces hay mas gente aquí? -
Vanesa le dijo: - Según el pequeño vino con sus padres -.
Samanta dijo: - Genial, si nos encontramos con ellos, nos podríamos ayudar -.
Pero Vanesa sentía cierta desconfianza, nada de lo que estaban viviendo les parecía normal y la desaparición repentina del pequeño, fue muy sospechosa. Entonces dijo: - Vamos a preocuparnos de que los tres salgamos de este maldito parque con vida -.
Samanta le dio la razón, lo prioritario era buscar a Sebastian y salir de este escabroso lugar.
caminando por aquel pasillo, llegaron a una escalera, comenzaron a subir por ella, sin saber a donde adonde las llevaría, Vanesa dijo: - Ojalá nos llevara a un lugar mas tranquilo -. Llegaron hasta el piso de arriba, solo había una puerta ¿debían cruzarla? pensaron que si, siempre iba a ser mejor que el ese pasillo. Entonces la abrieron y entraron en ella, el lugar en el que se encontraban ahora, era un cementerio, Vanesa dijo: - vamos de mal en peor -.
Samanta dijo: - Después de todo lo que estamos viviendo, es un lugar ideal -.
Las chicas comenzaron a caminar por aquel lugar, a pasear por las lapidas que cubrían el cementerio, había cientos de ellas.
Vanesa le preguntó a Samantha: - Dime ¿Donde estuviste? -
Samanta le dijo: - Estuve en una enorme habitación, había una hermosa cama, con cortinas a su alrededor, habría sido un lugar tranquilo, si no fuese por que, las cortinas de la cama estaban cubiertas de sangre -.
Vanesa le dijo: - ¿Como escapaste de allí ? -
Samanta le dijo: - Sigo allí -. Después de aquellas palabras, se desvaneció.
Vanesa, aterrada, angustiosa, supo enseguida que esas fueron las ultimas palabras, de su amiga.
Continuara....
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