Emma quedó sorprendida de esa nocturna visita, pero no asustada. Se levantó de la cama y se dirigió hacia ellos.
─ ¿Qué hacéis aquí ¿Qué queréis? ─ Preguntó Emma.
─ Protégelo ─ le dijo el espíritu del señor Barklay.
Emma no entendía esas palabras, no era la primera vez que las escucha, pero ¿A qué se refieren? ¿Qué tengo que proteger? Pensaba ella. Los hijos del señor Barklay se aceró a ella y les puso la mano en su vientre mientras la miraban. En ese momento Emma se dio cuenta a que se referían, mejor… a quien, la estaban avisando de que protegiese al hijo que espera, pero su incertidumbre creció al no saber de quien tenía que protegerlo. Aquella familia fantasmal dejó la habitación de Emma. La noche llegó a su fin, Emma se la paso pensando en la visita que tuvo, en el aviso que le dieron, intentando buscar una respuesta, saber de quien debe proteger a su hija.
Emma bajó a desayunar, por primera vez desde hace meses había sentido la cocina vacía, estaba acostumbrada a ver a Rosalin y los dos jóvenes preparar el desayuno, pero esta vez se lo tendría que hacer ella, entre todo aquel silencio. Pero no le importaba en absoluto, ella era muy capaz de prepararse un desayuno, lo que no podía soportar es ver la casa tan grande y vacía.
─ Muy pronto este silencio desaparecerá ¿Verdad mi pequeña? ─ dijo Emma abrazando su vientre. Pero el silencio tardó menos de lo que esperaba porque justamente por la puerta, pudo ver la figura de un hombre que no conocía, pero aun así reconoció.
─ Ese es aquel a quien esos niños devoraron el pecho ¿Qué hace en mi casa?... vivo ─ dijo Emma extrañada y asustada.
La señora de la casa se levantó de la silla en la que estaba sentada y comenzó acercarse a él, a seguirlo, pero aquel hombre desapareció del lugar, entonces Emma comenzó a correr en su búsqueda, la puerta en la que estaba daba hacía el sótano de la casa, seguro que estará ahí, pensó. Una vez llegó a la puerta bajó las escaleras hacía el sótano, cuando bajó comenzó a buscar por ese sitio, pero no veía a nadie, no escuchaba ni un simple ruido. Serán imaginaciones mías, se dijo a sí misma. Pero no, no eran imaginaciones de ella, y de eso se dio cuenta cuando se volteo y de repente se encontró con aquel hombre.
─ Tu…deberías estar muerto ─ dijo Emma con extrañeza.
─ Lo estoy…pero no lo estoy, de cualquier manera, estoy aquí ─ dijo el desconocido.
─ Vi cómo te devoraban ─.
─ Lo hicieron señora, pero quien muere aquí…no muere ─. Emma quedó extrañada con esas palabras ─ ¿Qué quieres decir? ─ Preguntó Emma con incertidumbre.
─ Yo te lo contaré, creo que no podemos ocultarnos más ─ dijo una voz de mujer que Emma conocía muy bien.
La señorita Rosalin había aparecido de la nada, Emma quedó extrañada al verla, pero sobre todo asustada.
─ La eché de mi casa ¿Qué hace aquí? ─
─ Si señora, pero no podemos irnos de esta casa…No aún ─ Emma se abalanzó hacia ella.
─ Explícate ─.
─ Señora, no le resultará extraño si le digo que no somos humanos normales, sino Upirs…Una raza de vampiros, condenados a vivir eternamente…Lo único que nos puede salvar es la sangre pura… Sangre de alguien que no se haya manchado de oscuridad, la de un recién nacido ─.
La expresión de Emma se horrorizó al escuchar esas palabras y comprendió lo que los Barklay querían decirle, la avisaban que protegiese a su bebé de ellos. Emma se echó hacía atrás protegiendo su vientre.
─ Señora, no quiero hacer esto…esa pequeña criaturita no merece morir…Pero no puedo más, no puedo seguir aquí más tiempo…Usted no sabe lo que es ver a su hijo envejecer y morir ─ dijo Rosalin con lamento.
Emma no podía creer en las palabras de Rosalin ¿Vampiros? Eso no existe…seguro que pertenecen a una secta…o vete a saber, pensó ella. Pero la mirada de Rosalin era triste, muy triste. Emma por un momento sintió algo de empatía por ella, pero aun así no iba a dejar que se acerquen a su hija. Emma estaba acorralada…atrapada en el sótano de su propia casa. Intentó huir, pero le fue imposible, a sus espaldas aparecieron el resto de criados de la casa incluyendo al hombre desconocido, y justo detrás de Rosalin aparecieron los dos jóvenes, Claudio y melisa.
─ Por favor…tiene que haber otro modo ¡No me arrebatéis a mi hija! ─ Exclamó Emma con un llanto.
─ Lo siento señora, créame cuando le digo que deseo no hacerlo, pero más deseo reencontrarme con mi hijo y mi amado… Desde hace tantos años ─… Dijo Rosalin con lamento.
Emma se sentía impotente, no sabía como iba a defenderse, estaba muy asustada, pero su temor era mayor al pensar que no pudiese proteger a su hija. Tenía que buscar una distracción para seguir pensando un plan de escape.
─ Entonces… ¿Vosotros matasteis a los Barklay? ─ Preguntó Emma.
─ No señora, fue el señor Barklay quien mató a su familia… al enterarse de todo esto ─.
─ Ibais a matar a sus hijos ¿Verdad? ─.
─ No señora, sus hijos ya estaban envenenados por la oscuridad…pero el señor Barklay descubrió que si ellos mueren en la casa…serian malditos con la inmortalidad ─.
─ ¿Qué quieres decir con eso de malditos con la inmortalidad? ─ preguntó Emma con extrañeza.
Entonces Rosalin le contó toda su historia, que ella es la primera dueña de la mansión y la maldición que la bruja lanzó hacia la casa, por venganza al morir su hijo… ─ Para deshacer la maldición, sangre inocente debe ser derramada en ella… El señor Barklay se enteró y entonces enloqueció…Fue entonces que por miedo a que su familia cayese en la misma maldición, decidió volarles la cabeza para evitar que así se volviesen a levantar ─.
Emma cayó de rodillas al suelo, no pudo soportar escuchar una historia tan atroz…llegó incluso sentir empatía por el sufrimiento de todos los que habitan la mansión…muertos y no tan muertos. Entonces comenzó a llorar y a maldecirse a sí misma, no quería matar a su hija, pero también quería ayudarlos…pero esa ayuda no podía ser acosta de su hija.
─ Melisa, Claudio…cogedla ─ dijo Rosalin.
En ese instante los jóvenes con velocidad anormal, se postularon frente a Emma, la señora Clover los miro con temor, iban a por ella y no podía escapar de ellos…tenía que rendirse.
─ No sé preocupe señora la cuidaremos muy bien, no podemos dejar que su bebé muera en su vientre…pero permanecerá encerrada aquí abajo hasta que dé a luz ─ dijo Rosalin con un extraño tono de lamento.
Ambos jóvenes agarraron a Emma y la arrastraron por un largo, oscuro y profundo camino hacía una pequeña habitación con dos cadenas en la pared, la mantendrían ahí esposada hasta que su hija naciera. Pero la salvación vino de un fuerte viento provocado por los entes que en la casa habita, la familia Barklay y su marido hicieron uso de su fantasmal poder para liberar a Emma de los Upirs y que pudiera escapar de allí. Cuando Emma se vio liberada de aquellos jóvenes se levantó del suelo y comenzó a correr hacia las escaleras…Pero no escaparía fácilmente de allí, la señorita Rosalin la volvería atrapar y posándole la mano en su frente, la durmió, encerrándola en aquella habitación encadenada.
Pasado un rato Emma abrió los ojos y se vio en aquel lugar encadenada con unas esposas de las que no se podría liberar por mucho que lo intentase, gritos podían oírse por todo el sótano de la casa, gritos llenos de lamento y sufrimiento. No podía evitar preguntarse ¿Por qué le tocó a ella vivir esta situación… ¿Qué había hecho para merecer tal castigo?... Se preguntaba con lamento e incertidumbre.
Mientras tanto la señorita Rosalin y el resto de criados de la mansión estaban viviendo arriba, en la casa, al estar la señora Clover en el sótano encerrada no podían permanecer abajo, mejor dicho, no tenían porque hacerlo. Los días y las semanas pasaban, los criados de la casa bajaban para alimentar e hidratar a la señora Clover, para que no pasase penurias, pero estar encadenada ya era una penuria enorme que no podía soportar, pero también sabía que no podría liberarse de allí. Otra persona habría enloquecido de estar tanto tiempo encerrada y encadenada, pero a Emma la mantenía cuerda las visitas del espíritu de su marido, la visitaba todos los días y esos momentos eran los únicos alegres que tenía.
La señorita Rosalin no podía evitar sentirse culpable de lo que estaba haciendo, es cierto que su cuerpo no tiene alma, pero si corazón y sentimientos, llegaba a pensar que como podía ser capaz de arrebatarle la vida a una inocente criatura que todavía no ha visto la luz, arrebatarle un bebé de los brazos de su madre, por el capricho de querer morir. Pero se había pasado muchos, muchísimos años buscando una forma poder reencontrarse con sus seres queridos. Pensó muchas veces en el suicidio, coger una escopeta y volarse la cabeza, tal como hizo el señor Barklay volándose la cabeza después de haber matado a toda su familia. Pero no podía hacerlo y no por falta de valor o ganas, sino por el miedo a que, si lo hace, no se reencontrase con hijo y su amado, sino que fuese a otro lugar. Los demás criados de la casa estaban dudando de la fidelidad de su reina Upir, sabían exactamente que se le estaba pasando por la cabeza liberar a Emma y a su bebé y eso es algo que no podían permitirse. Emma seguía encerrada en el sótano de la casa, pero no estaba sola, su marido la había visitado.
─ Querido ¿Cómo están las cosas arriba? ─ Preguntó Emma refiriéndose a la casa.
─ Están bien cariño, están tratando nuestro hogar de la mejor manera posible ─.
─ Espero que no sospechen de nuestro plan...si es cierto que la casa tiene ese poder solo puedo hacer una cosa ─ dijo Emma.
─ Cariño, no somos jueces, no podemos decidir quien vive o quien muere…no me gustaría legar a eso ─ dijo el fantasma de Thomas.
─ Ellos necesitan sangre inocente para ser libres y yo quiero que estamos los tres juntos, por toda la eternidad en nuestra casa ─.
─ Eso es lo que tú quieres pero ¿Y ella? No podemos decidir sobre su destino ─.
Emma durante este día estuvo planeando su propia muerte, deseaba vivir junto al fantasma de su amado, ya sea como Upir o fantasma, mientras eso le permitiese estar junto a Thomas eternamente en su hogar. Pero no sería solo ella, quería que su hija viviese eternamente junto a sus padres. Su plan era arrebatarle la vida nada mas nacer, derramar su sangre en el suelo de la mansión para así liberar a los sirvientes de la mansión y formar la familia que siempre deseo tener. Pero era una decisión difícil de tomar, no se veía capaz de arrebatarle la vida a su hija con sus propias manos, por eso…pensó en entregarla. Pasado un rato su marido se desvaneció dejando sola a Emma, pero no estaría sola mucho tiempo, ya que la puerta de la habitación se abrió…mostrando la figura de Rosalin que venía. ─ ¿Rosalin? ¿Qué haces aquí? ─ preguntó Emma con extrañeza.
─ Señora, lo siento…no puedo hacerlo, no puedo ─... Dijo Rosalin con cierto tartamudeo.
─ ¿Qué no puedes hacer? ─
─ No puedo acabar con la vida que crece dentro de usted…yo como madre sé cuánto duele perder a un hijo ─ Dijo Rosalin con lamento.
En ese momento Rosalin se acercó hacía Emma librándola de las cadenas que la tenían prisionera, por todo el tiempo que la señora Clover había estado allí encerrada, sus piernas no respondían bien, le costaba levantarse, pero Rosalin la ayudó hacerlo y juntas salieron de allí, recorriendo el oscuro pasillo para liberar a Emma y su bebé del resto de sirvientes. Juntas salieron de aquel sótano llegando hasta el recibidor de la mansión, pero justo allí las estarían esperando el resto de sirvientes…nada contentos con la traidora de su reina. Los criados de la casa se pusieron frente a Emma y Rosalin.
─ ¡Apartaos! Exclamó Rosalin, pero ninguno le hizo caso.
─ Os he dicho que os apartéis, soy vuestra reina, obedeced ─ Dijo Rosalin con furia, pero ninguno se apartó. Entre todos los criados aparecieron Claudio y Melisa, ambos se postularon como los nuevos reyes de los Upir.
─ Nos has traicionado ─ dijo Claudio.
─ Eres una sucia traidora ─ Dijo Melisa.
Emma quedó sorprendida al ver a los dos jóvenes hablar por primera vez, nunca lo habían hecho delante de nadie, solo hablaban entre ellos, era como si el resto del mundo no existiese cuando estaban juntos, siempre mostrando indiferencia a los demás.
─ por favor niños, no tenéis que hacerlo…por favor ─ Dijo Emma.
─ No te preocupes señora, no queremos matar a tu bebé…solo queremos evitar morir ─ dijo Claudio.
─ Si, nos gusta vivir eternamente, no queremos morir tan jóvenes ─ dijo Melisa con cierta carcajada.
─ Pues dejadme salir de aquí, dejad que mi hija y yo vivamos ─.
─ Señora, su hija no está viva ya, aunque lo parezca… ¿No se siente débil últimamente? Su hija se está alimentado de usted, de su sangre…poco a poco como un parasito se alimenta de su huésped, eso lo sabe Rosalin y por eso quiere sacarla de esta casa, para que usted no caiga presa de la maldición una vez fallezca ─ dijeron ambos jóvenes al unísono.
La expresión de Emma tornó a fría, no podía creer lo que estaba oyendo, su hija seguía viva, la sentía dentro de ella y de ser así ¿Por qué su marido no le dijo nada? Pensó.
─ Señora…lo siento…su hija lleva varios días en los que se convirtió en Upir…tu cuerpo mundano no soportará el parto y fallecerás ─… Dijo Claudio.
Las palabras de Claudio fueron muy duras para Emma, jamás conocería a su hija…Nuca la vería cogida de la mano con un nuevo amor…su hija nunca crecería, sería una Upir por toda la eternidad.
─ ¿Cuándo ocurrió? Mi hija… ¿Cuándo perdió la vida? ─ Preguntó Emma.
─ Señora, no los escuche…es mentira, su hija sigue viva, está débil es cierto, pero aún vive ─ dijo Rosalin.
─ Estos chicos son malévolos, siempre lo fueron…ellos son los que asesinaron al señor Thomas ─. Emma se sorprendió al escuchar las palabras de Rosalin ¿estos críos asesinaron a Thomas? No puede ser pensó.
─ Sé lo que está pensando señora ¿Cómo unos críos pudieron acabar con la vida de un hombre? Usted misma lo vio con sus ojos, pero a diferencia de Thomas, el otro murió en esta casa y por eso, se convirtió en Upir ─ dijo Rosalin.
Melisa y Claudio le lanzaron una fría mirada a la señorita Rosalin y la mandaron callar, antes de agárrala y lanzarla por los aires. La señorita Rosalin chocó contra una pared, entonces ambos jóvenes se acercaron a ella y la cogieron del suelo.
─ ¡Parad por favor! ─ Exclamó Emma.
Pero ninguno de los jóvenes quiso escucharla, Claudio y Melisa agarraron la cabeza de Rosalin.
─ Te vamos a conceder tu mayor deseo…vas a reunirte con tu familia ─ dijo Melisa justo antes de que Claudio le arrancara la cabeza, con sus propias manos… ─ Adiós alteza ─ despidiéndose.
Emma gritó de desesperación al ver aquella imagen tan atroz, Rosalin acaba de ser decapitada delante de sus ojos, aquello no lo olvidará jamás.
─ ¿Y bien? ¿Qué hacemos con ella? ─ Preguntó Claudio con burla refiriéndose a Emma.
─ Lo que siempre planeamos…acabar con ella antes de que su bicho nazca ─ dijo Melisa con cierto tono frío.
─ Bien…matadme, no me importa…así nos reuniremos con Thomas y estaremos los tres, como la familia que siempre seremos ─ dijo Emma.
Justamente en ese momento todos los espíritus que moran la mansión aparecieron frente a Emma y los Upirs, tanto la familia Barklay como Thomas y por supuesto, la señorita Rosalin, vinieron para ayudar a Emma. Los sirvientes de la mansión no sabían que hacer, no podían enfrentarse a ellos, saldrían perdiendo.
─ No estorbéis ─ dijo Claudio.
─ ¿Qué os importa si vive o muere? ─ Preguntó Melisa. Rosalin se postuló frente a los jóvenes.
─ Disfrutáis haciendo esto, solo vivís para matar…por desgracia no os podemos arrebatar la vida, pero si hay algo que podemos hacer ─ dijo Rosalin mientras miraba la puerta de la entrada de la mansión.
─ El corazón de mi mujer…solo me pertenece a mi ─ dijo Thomas. La familia Barklay se acercaron a Emma.
─ Tienes que vivir por tu hija, no te preocupes por tu marido, el sabrá esperar a tu regreso una vez vuelvas a la mansión ─ le dijo el señor Barklay.
Emma se levantó del suelo, apenas tenía fuerzas, pero si voluntad para seguir luchando, dirigió una mirada llena de lagrimas hacia su marido y le dedicó una dulce sonrisa, luego comenzó a correr hacia la salida. Tanto los jóvenes como el resto de sirvientes intentaron detenerla, pero no fueron capaces, los espíritus los frenaron. Emma consiguió salir de la mansión ilesa, con apenas fuerzas, pero sana y salva. Comenzó a correr por el camino que llevaba hacía la Berja y una vez llegó, escapó con vida de allí.
Emma empezó a caminar por la carretera, pasó horas andando hasta que un carruaje que pasó por allí la encontró y la recogió.
Habían pasado ocho años de los sucesos de la mansión, la señorita Rosalin cumplió con su deseo, pudo por fin reencontrarse con su hijo y su amado, es lo único que les agradece aquellos jóvenes. La hija de los Clovers nació sana y salva, siendo humana. Emma estaba feliz de ver a su hija crecer, pero poco tiempo después la señora Clover contraería tuberculosis, pero no sufrió, al contrario…estaba feliz de volver con su amado a su hogar, a la mansión que juntos compraron para empezar una nueva vida de casados, una hermosa y eterna vida.
Fin
Espero que hayáis disfrutado de este relato tanto como lo hice yo escribiéndolo. La extraña mansión solitaria es mi relato de despedida, pero no es un adiós definitivo, porque volveré con mas historias. Pero necesito tomarme un tiempo, no digo que vaya a ser corto ni largo, dejémoslo en unas pequeñas vacaciones. 😊
Quiero agradeceros a todos los que me habéis estado leyendo y apoyando en todo momento, muchas gracias.
Os deseo Buenas Noches.
Oscar M. Anton.