Capítulo: 4 Rudolph, el Reno de la nariz roja
Jenifer y Vanesa estaban fuera del taller, ambas estaban montadas en los
mismos trineos que usa Santa Claus para repartir regalos y felicidad al mundo.
Esta vez la prueba, consistía en una carrera entre las dos, pero no iba a ser
una carrera normal, en dicha carrera, solo una saldría vencedora, solo una…saldría
con vida.
Ambas chicas estaba en posición, listas para empezar la carrera, justo enfrente
a ellas tenían la figura animatrónica de Santa Claus dándoles instrucciones.
─Ahora que tenéis claras las reglas elegid bien quien morirá o quien vivirá ─
les dijo la figura de Santa Claus.
Vanesa dijo: ─ No vamos a matarnos entre nosotras para tus disfrutes ─.
La figura de Santa Claus dijo: ─ ¿Piensas que disfruto con esto? No querida, al
contrario…os amo, yo amo a todo el mundo y por eso os castigo ─.
Vanesa dijo: ─ Cuanto mas te escucho hablar, mas claro tengo que eres un
enfermo psicótico ─.
La figura de Santa Claus dijo: ─ No fui yo quien asesinó a otra persona para ser
famoso ─ desviando sus animatrónicos ojos hacía Jenifer.
Jenifer sintió un enorme temor al ver como aquella figura la miraba, entonces
dijo: ─Yo no he matado a nadie─.
La figura de Santa Claus dijo: ─ Lo sé…tu no mataste a nadie ─.
Vanesa dijo: ─Puedes creer de nosotras lo que te dé la gana, eso no exculpa de
que seas un perturbado ─.
La figura de Santa Claus dijo: ─ Bien, basta de palabrería…que comience el
juego ─ mostrando una sombría sonrisa.
Entonces, justo en ese momento los Renos de Santa Claus comenzaron a correr, la
velocidad era extrema, tan fuerte que las jóvenes podían sentir como el mismo viento,
les arrancaba la piel. Pero eso no frenaba a las jóvenes, querían sobrevivir a toda
costa, pero es dudable si lo conseguirían o no. El camino era recto, sin desvíos,
mientras corrían dejaban dibujado un camino, en la nieve.
Jenifer y rebeca tenían la cara casi desgarrada, por la velocidad que los
trineos alcanzaron, pensaban que el sufrimiento tardaría más, pero no, justamente
al llegar a un espeso y frio bosque, los Renos frenaron los trineos.
Las chicas quedaron extrañadas, no veían ninguna señal de META en ningún lado,
nada que les indicara que la carrera había terminado, pero justamente desde una
radio que tenían los trineos escucharon la voz de Santa Claus hablándoles.
─Jojojo,
el resto de la carrera la haréis a pie, tendréis que cruzar este bosque si queréis
llegar al final…recodad, solo una sobrevivirá jojojo ─.
Jenifer estaba atemorizada, pero Vanesa estaba mas tranquila, sabía que poco
podían hacer en estos momentos, así que se armó de valor, fue hacía el trineo
de Jenifer y la ayudó a bajarse, tranquilizándola. Ambas chicas comenzaron a
caminar aquel bosque, el lugar era bastante espeluznante, los arboles estaban
sin hojas, en sus troncos había escarcha…dicho así parece un pase agradable,
pero lo atemorizante eran los sonidos de los Lobos que habitaban el bosque.
Las chicas comenzaron a caminar con cuidado, vigilando que ninguno de los lobos
las cogiese de sorpresa, Vanesa le dijo a Jenifer.
─No te preocupes, saldremos de aquí rápido, solo tenemos que estar atentas ─.
Jenifer le dijo: ─Yo no debería estar aquí, no hice nada ─.
Vanesa le dijo: ─ Claro, yo tampoco hice nada, pero aquí estamos las dos…perdidas
─.
Jenifer le dijo: ─ Bueno, dice que solo una saldrá con vida, no quiero morir ─.
Vanesa dirigió su mirada hacía Jenifer y le dijo: ─ No morirás, si trabajamos
juntas podremos salir de aquí ─.
Jenifer dijo: ─ Dice que solo una saldrá con vida─ con cierto temor.
Vanesa dijo: ─ No digas eso, las dos saldremos con vida ─.
Ambas chicas continuaron caminando por aquel bosque, todo estaba tranquilo, no
se escuchaba ningún lobo aullar desde hacía rato, pero un pequeño sonido las
asustó, echaron la vista atrás parta ver que bestia las iba a sorprender, pero
ninguna bestia, ningún lobo, solo era un pequeño Ciervo que las estaba
siguiendo.
Jenifer quedó maravillada con aquel pequeño, se agachó y comenzó a llamarlo, el
pequeño Ciervo se acercó a las chicas y comenzó acariciar a Jenifer con su
cabecita, como si de un Gato se tratara. Jenifer estaba entusiasmada, no podía
creer que, en toda esta historia, hubiese algo tan puro. Hasta que el pequeño
ciervo saltó encima de ella, desgarrándole el pecho con sus dientes. Vanesa no
podía creer lo que estaba viendo, Jenifer estaba siendo prácticamente devorada…por
un Ciervo, aquello era totalmente increíble y horrible.
Vanesa no se quedó mucho tiempo mirando, ya nada podía hacer por Jenifer,
entonces decidió salir corriendo de allí, alejarse lo que mas pudiera del aquel
pequeño pero horripilante, corrió y corrió hasta que salió del bosque, entonces,
en la lejanía vislumbro unas luces, Vanesa se acercó aquellas luces, entonces
pudo distinguir varias casas, era un poblado, un poblado en el Polo Norte,
aquello era muy extraño, pero no tanto como un Santa Claus psicótico o un
pequeño Ciervo carnívoro, así que decidió ir allí a pedir ayuda a los
habitantes del poblado.
Se acercó a una de las casas, por la ventana podía ver una pequeña de personitas,
tenían el tamaño de un niño, Vanesa sin saberlo, había llegado a la aldea de
los Elfos, la misma que nombré anteriormente. La joven comenzó aporrear la
ventana para así llamar la atención de la pequeña familia, pero los Elfos no
escucharon…o no querían escuchar. Entonces, se dirigió a la puerta principal de
la casa, comenzó aporrearla pidiendo ayuda, pero tampoco dio resultado.
En ese mismo instante, notó como un cuerpo pesado se tiró encima de ella, desgarrándole
el cuello, aquella bestia era el pequeño Ciervo, el mismo que acabó con la vida
de Jenifer…Vanesa cayó de rodillas frente a la puerta de la casa, ya nada podía
hacer, su vida acabó en ese instante.
Desde lo alto de una pequeña montaña se encontraba Santa Claus, ya no era una
figura con luces, ahora era él, de pies, observando como el pequeño Ciervo
devoraba a Vanesa, entonces dijo.
─ Ambas chicas actuaron igual, asesinaron a personas inocentes por alcanzar la
fama, Jenifer no mató con su propia mano, pero si provocó que una chica, una
angelical inocente atentara contra su vida…cometió uno de los peores crímenes
lanzando un falso rumor sobre la joven, la gente la mal señalaba cuando la veían,
la insultaban, hasta que no pudo aguantar y se tiró de un azotea…menos mal que lo
vi todo y pude salvarla─.
─Vanesa si se ensucio las manos de sangre asesinando aquella joven por un
concurso de canto…concurso que yo también intervine para que no ganara ─.
En ese momento el pequeño Ciervo se acercó a Santa Claus, el hombre lo miró, se
agachó y comenzó acariciarlo, entonces le dijo.
─Mi querido Rudolph, te has vuelto a manchar la nariz de sangre ─.
Continuara...
No hay comentarios:
Publicar un comentario