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domingo, 20 de diciembre de 2020

Roja Navidad

Ya es Navidad, comienzan los días con grandes y emotivos reencuentros con tu familia, esos abrazos que llevas tiempo esperando dar y recibir. Esas caras de felicidad cuando visitas a tus sobrinos que hace tiempo que no ves, los lamentos de tu madre reprochándote que te hayas ido lejos de tu hogar, si, Navidad es eso, es posible que en tu caso sea diferente, pero seguro que no me he alejado.
Diferente es, la historia de Navidad que te traigo, una historia de un grupo de jóvenes que se portaron mal, muy mal y santa Claus, les castigó.


        











Capitulo 1: La habitación del pánico.

Esta es la historia de un grupo de jóvenes que despertaron en un extraño lugar, era una especie de habitación, pero sin camas, sus paredes y techo eran de madera. En la habitación podían sentir frio, un denso y húmedo frío que recorría todo su cuerpo. El grupo estaba formado por tres chicos y dos chicas. Esteban, uno de lo chicos, miró a los demás, con extrañeza, no reconocía a ninguno de los presentes, la verdad es que ninguno se conocía… o eso pensaban.
Alberto, otro de los chicos, se levantó del suelo, se acercó a la puerta e intentó abrirla, soltó un pequeño gruñido y dijo.

Alberto: ─ Mierda, está cerrada ─ con cierto enfado.
Esteban: ─Tampoco hay ninguna ventana─ con extrañeza.
La habitación estaba totalmente oscura, apenas podían verse entre ellos. Ander, que era otro de los chicos, se acercó a ellos y dijo.

Ander: ─ Parece que estemos atrapados─.
Vanesa, una de las chicas dijo: ─ Quieres decir secuestrados ─.

Jenifer, otras de las chicas, se asustó al escuchar lo que dijo Vanesa “secuestrados”, entonces con cierto miedo dijo.

Jenifer: ─No… No puede ser…esto no─ con una voz temblorosa.

De repente, unas rojas luces se encendieron a espaldas de los chicos, aquellas luces provenían de una enorme figura de Santa Claus.

─ Jojojo ¡Feliz Navidad! ─ Exclamó la enorme figura.

Los chicos se asustaron al ver aquello, no esperaban que hubiese allí una figura, con la oscuridad de aquel lugar, no la habían distinguido. La figura movió la cabeza hacia ellos, mostrando una gentil, pero a la vez perturbada sonrisa, entonces les dijo.

─Soy San Nicolas, pero vosotros podéis decirme Santa Claus o papá Noel…Seguro que os estáis preguntando, donde estáis ─.

Los chicos estaban extrañados al ver cómo la figura les hablaba, era un Santa Claus gigante y animatrónico, al hablar movía la boca y los ojos, ver eso, era bastante aterrador.

Alberto dijo: ─ Si, a mi si me gustaría saber donde estoy ─ mostrando cierta prepotencia.

La figura de Santa Claus dijo: ─ Estáis en el taller de Santa Claus, mi taller, aquí es donde fabrico los regalos que reparto todas las noches de Navidad a todos aquellos que se portaron bien ─. Entonces, frunció el ceño y dijo: ─ Pero también aquí…castigo a los que se portaron mal…cómo vosotros ─.

Jenifer, soltó un desgarrador grito de temor, de repente, cayó al suelo desmayada.

La figura gigante dijo: ─ Vaya, parece que una se nos ha muerto ─ con cierto tono burlón.
Alberto dijo: ─ Maldito hijo de puta ¡da la cara! Exclamó con furia.
La figura dijo: ─ No, no, no, a papá Noel, no se le habla así, niño ─.

El resto del grupo fueron atender a Jenifer, que había caído desmayada por el temor que sentía, entonces Esteban dijo.

─Tranquilízate, no conseguiremos nada discutiendo con un muñeco ─.
Alberto dijo: ─ Tiene razón, lo primero es ocuparnos de esta chica, luego veremos a ver que hacemos ─.

La figura de Santa Claus dijo: ─ Eso, hazle caso a tus nuevos amigos, aunque no te guste seguir las normas ─.

Alberto miró con furia aquella figura, le encantaría darle una paliza, pero sabía que era inútil pegarle a un muñeco gigante, lo único que pudo hacer es joderse y tragarse su cabreo. Jenifer despertó de su desmayo, se asentó como pudo, miró a su alrededor viendo a los demás chicos, extrañada, confusa y asustada. La figura de santa Claus volvió a soltar su típica carcajada y dijo.

─Ahora que estáis todos atentos, os contaré explicare para que os traje a mi taller─. La figura movió la cabeza dirigiéndose a los chicos y les dijo.
─Cómo os dije antes, este es mi taller, aquí fabrico los regalos que reparto en Navidad, pero también castigo a los que se portaron mal, vosotros, os portasteis muy mal este año, hicisteis cosas…innombrables… mi castigo será duro, difícil, puede que os cause algún trauma ─, entonces con una diabólica carcajada dijo: ─Eso si sobrevivís a él, mis castigos serán unas pequeñas mortales pruebas que tendréis que superar, os aviso de que no serán fáciles, si fuesen fáciles perderían toda la emoción ─.

En aquel momento, el pequeño grupo de desconocidos, sintieron el verdadero terror, rezando que nada les pasara, suplicando…sobrevivir.

Continuará...

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